martes, 2 de octubre de 2007

El camino de los cuentos

Gorrión



Había un gorrión minúsculo que, cuando retumbaba el trueno de la tormenta, se tumbaba en el suelo y levantaba sus patitas hacia el cielo.
- ¿ Por qué haces eso? - le preguntó un zorro
- Para proteger a la tierra, que contiene muchos seres vivos - dijo el gorrión - Si por desgracia, el cielo cayese de repente, ¿te das cuenta de lo que ocurriría? Por eso levanto mis patas para sostenerlo
- ¿Con tus enclenques patitas quieres sostener el inmenso cielo? - preguntó el zorro
- Aquí abajo cada uno tiene su cielo - dijo el gorrión - vete... tu no lo puedes comprender...




El Sonido


Un hombre caminaba con su hijo cuando se detuvo en una curva del camino y después de un pequeño silencio preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
El joven agudizó el oído y algunos segundos después respondió:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Exacto - dijo el padre - es una carreta vacía.
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? - preguntó
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido. Cuanto más vacía esta la carreta, mayor es el ruido que hace - dijo el padre.




Golpes




Un derviche estaba sentado a la vera de un camino cuando un cortesano, acompañado por su séquito, pasó cabalgando en dirección contraria y lo golpeó con un bastón, exigiéndole a gritos:
¡Deja libre el camino, perro miserable!
El derviche los dejó pasar, después se levantó y gritó:
-¡Ojalá se te cumpla todo lo que desees en este mundo, hasta lo más grandioso!
Un espectador al que había impresionado mucho esta escena se acercó al devoto y le dijo:
- Por favor di si tus palabras fueron inspiradas por generosidad de espíritu o por la seguridad de que los deseos de este mundo corromperán aún más a ese hombre.
- ¡Oh amigo de inteligente aspecto! - respondió el derviche - ¿No se te ha ocurrido pensar que lo dije, simplemente, porque las personas que consiguen sus mayores deseos no necesitan andar por ahí golpeando derviches?


EL Peregrino



Un peregrino sufi, al término de un largo y duro viaje, llegó por fin a La Meca y se dirigió a la la Santa Kaaba. Totalmente agotado, se postró en el lugar y se durmió con las piernas dirigidas hacia el Sagrado Lugar.
Un devoto, viendo la irrespetuosa postura, sacudió violentamente al sufí, sermoneándolo con acritud:
- ¡Miserable! ¿No temes extender tus mugrientos pies ante la casa en la que Dios se encuentra?
- Sí, por supuesto - respondió el peregrino -, pero no sé que hacer. Ayúdame, por favor, y coloca mis doloridos pies en una dirección en la que no se encuentre Él.




Abdul Hassan



Abdul Hassan Kharraqani, el enamorado de Dios, está profundamente recogido. Reza. Hay un gran silencio. Súbitamente, la Voz se dirige a él.
- ¡Oh Abdul Hassan! ¿Quieres que diga a la gente lo que sé de ti, para que te maten?
- ¡Oh Señor! - responde Kharraqani - ¿Quieres que diga a la gente lo que sé de Tu indulgencia y de Tu misericordia, para que dejen de rezar?
- Entonces... - dijo la Voz - guardemos silencio.



Ánimos



Entré a casa de mi maestro Abulabás el Oryani en ocasión en que mi alma se sentía hondamente turbada ante el espectáculo de las gentes, a quienes veía rebeldes y empeñadas en contradecir la ley de Dios. Mi maestro me dijo:
- Querido mío, ¡preocúpate de Dios!.
Salí de su casa y entré a la de mi otro maestro, Abuimrán de Mértola, el cual, al conocer mi estado de ánimo, me dijo:
- ¡Preocúpate de tí mismo!.
Entonces exclamé:
- ¡Oh, señor mío! Perplejo me quedo entre vosotros dos: Abulabás me dice: ¡Preocúpate de Dios!, y tú me dices: Preocúpate de tí mismo, siendo así que ambos sois dos maestros que me dirigís por el camino de la verdad..
Echóse a llorar Abuimrán, y me dijo:
- ¡Ah, querido mío! Lo que te indica Abulabás es la verdad y a ello hay que volver. Lo que sucede es que cada uno de nosotros te indica lo que su propio estado místico le exige. Yo espero. sin embargo, que Dios querrá hacerme alcanzar el grado de perfección a que Abulabás ha aludido. Escucha, pues, su consejo, que es el más conveniente para mí y para tí.
¡Ah, qué hermosa es la ecuanimidad de los sufíes! Volví entonces a casa de Abulabás y le referí lo que me había dicho Abuimrán. Abulabás me dijo:
- Ha dicho bien Abuimrán, porque él te indicó cuál es el camino de la perfección, mientras que yo te indiqué cuál es el compañero de viaje. Obra, pues, tu conforme a lo que él te dijo y conforme a lo que yo te dije; es decir, junta en una ambas preocupaciones: la del camino y la del compañero; porque todo el que no va por el camino de la perfección acompañado de Dios, que es la Verdad, no puede tener certeza de su salvación.






Reclamo



Se narra que una vez alguien le dijo a Mulla Jami:
- No te comportas como un gran poeta ni como un sufí, ¿cómo sabemos que eres genuino?
El respondió:
- Tú, por otra parte, te comportas casi exactamente como un ser humano, ¡así es como sabemos que aún no eres uno!







Poesía



En el palacio de Salomón una golondrina macho acechaba de cerca a una golondrina hembra que lo rechazaba de forma vigorosa. El macho gritó:
- Pero ¿cómo puedes rechazarme a mí? ¿No sabes que si quisiese podría echar abajo la cúpula más alta de este templo y echarla encima del mismísimo Salomón?
Salomón, que comprendía el lenguaje de los pájaros, llamó a macho y le preguntó con severidad:
- ¿Cómo has podido decir una estupidez semejante? ¿Por qué?
- No hay que tomarse en serio las palabras de un pájaro enamorado.
- Tienes razón - dijo Salomón.
Y dejó que el macho se fuese volando.






Condenado



Una comitiva pasaba por la calle. Soldados fuertemente armados llevaban a un condenado a la horca.
- Este hombre no tenía arreglo - comentó un discípulo a Nasrudin - una vez le di una moneda de plata para ayudarlo a levantarse de nuevo en la vida, y no hizo nada importante.
- Quizás él no sirva para nada, pero puede estar ahora caminando hacia la horca por tu causa - respondió el maestro - es posible que haya utilizado la limosna para comprar un puñal, que terminó usando en el crimen cometido; y entonces tus manos estarán también ensangrentadas, porque en vez de ayudarlo con amor y cariño preferiste darle una limosna y librarte de tu obligación.



El viejo, el joven y el asno



Un viejo y un joven viajaban con un asno. Al llegar a la aldea caminando junto al animal, los niños de la escuela rieron al verlos pasar diciendo:
- Mira esos tontos, tienen un asno robusto y van caminando, por lo menos el viejo podria montarse en él.
Al escuchar a los niños, los hombres pensaron que deberían de seguir el consejo, pues pronto llegarían a otra población y la gente se volveria a reir de ellos. Asi pues, el viejo se monto en el burro y el joven camino detras. Entonces encontraron un grupo de gente que los miró y dijo:
- Mirad! el hombre viejo montado en el burro y el pobre muchacho caminando.
Asi que cambiaron puestos, el hombre viejo camino y el joven monto en el burro. Entonces otro grupo de gente se acerco y dijo:
- Mira que muchacho mas arrogante! Quizas el viejo es su padre o su maestro, y va caminando mientras el joven va montado en el burro.¡Esto es contrario a toda norma!
¿Ahora que podian hacer? Ambos decidieron probar la única posibilidad restante: Sentarse los dos en el burro. Asi que montaron ambos en él. Entonces otro grupo se acerco y dijo:
- ¡Mirad que gente tan violenta! el pobre burro esta casi muerto, mejor seria que lo cargaran ellos en sus hombros.
Asi que otra vez lo discutieron y decidieron llevar al burro en hombros, pues de otra manera la gente de la aldea vecina los llamarían tontos. Por lo tanto, cortaron un bambu, colgaron al burro de las patas y lo cargaron. El pobre animal trato de rebelarse - como cualquier burro lo haria - y trato de escapar, pues no era un fanático de la sociedad, no creia en la opinion de los otros. Pero los dos hombres estaban empeñados y lo forzaron, asi que el burro se doblegó.
Precisamente cruzaron el puente para llegar a la aldea cuando una multitud se reunió en derredor suyo y exclamo:
- ¡Mirad a esos tontos! Jamás existieron idiotas semejantes, en vez de montar el burro lo llevan a cuestas. ¿Se habran vuelto locos?
El burro mientras tanto se puso inquieto, tan inquieto que saltó y se cayó desde el puente al rio, matandose enseguida. Ambos bajaron al rio y junto al animal muerto el hombre viejo hablo al muchacho, pues esta no es una historia ordinaria, el viejo era un maestro Sufi, y el joven su discipulo. El viejo dijo:
- Mira, asi como el burro, tu estaras muerto si escuchas demasiado la opinion de los demas. No te preocupes de los demas, pues ellos son muchos y tienen su propia mente, por lo que diran siempre cosas diferentes. Si continuas escuchando a otros y no escuchas tu propio centro intimo, seras llevado de un lado para otro. Escucha tu voz interior, siéntela y muévete de acuerdo a ella.




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