jueves, 6 de diciembre de 2007

Un verso para la luna

Y tuve el viaje que despierta a un loco,
Con el raro sentir de los membrillos,
Mirando cómo estaba en aquel libro
Tu nombre hecho poema con el alba.
Ahí mezclado se encontraba, feliz
Tejido a la sombra y al vacío, al cuento
Escrito por un otro en los silencios
De algún sueño, alguna noche errante
Donde temblaron corazón y rostro.
Ese mismo temblor me dio al buscarte
Amplia la casa, desde abajo la luz.
Y mientras las hojas retornaban suaves,
Una a una, Algo, el esplendor del aire,
Las certezas, todo era transformado
Aún la visión de valles más excelsos.

Sin querer he recordado, aquella voz,
El suelo, tantas puertas, esa calle.
Y la mujer diurna sin dormir
Hablando de los modos y los males
De cómo vamos viendo divisiones…
Hablaba de tus ojos el poema
La miel de la aurora, esos encuentros
Que frágiles acuden al destello
La primera luz, rayo deslumbrante,
Que al alma entrega sus mejores flores.
De pronto vi mi corazón en llamas
Irse tan lejos donde no hay palabras
Cual una ola extinta en el oriente.


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